viernes, junio 26, 2009

La merienda de Margarita

(Tarea escolar. Consigna: "...hacer un Cuento o una poesía...").
La Gorda: un cuento.
Hija de "La Gorda": está bien papá pero... ayudame.

LA MERIENDA DE MARGARITA
Cuando Margarita llegó del colegio se preparó la chocolatada y como de costumbre embadurnó con mermelada de durazno, 5 galletas.
Se lavó bien las manos y encendió la tele de su dormitorio.
¡Hoy es jueves! ¡Comienza “Las aventuras de Clementina”! Exclamó.
¡Lástima que papá y mamá se fueron al súper!
En ese instante, se cortó la luz y quedó la casa totalmente a oscuras.
Margarita no se preocupó demasiado por la situación, comenzó a tantear entre los muebles y logró llegar a la cocina y allí prendió una linterna.
De repente, un sonido de pasos en el living le dio la sensación de que no estaba sola.
Sus manos temblorosas encendieron rápidamente un par de velas y con voz entrecortada preguntó: ¿Quién anda ahí?
Se quedó un rato conteniendo la respiración.
Luego, respiró agitada.
Se consoló y volvió a su habitación.
Para su sorpresa las galletas estaban mordisqueadas y quedaba sólo un sorbo de la chocolatada.
Quiso pedir ayuda a sus abuelos pero tampoco funcionó el teléfono.
Desesperada, irrumpió en llanto.
Mientras una mano cálida sobre sus hombros la sosegaba, escuchó una vocecita que decía:
-¡Tranquila Margarita! ¡No pasa nada! ¡Están riquísimas las galletitas!
La niña secó sus ojos y contempló aquel ser diminuto.
Tenía una nariz chiquita como un botón y se le habían marcado los bigotes por la chocolatada.
¿Sos un duende? le preguntó sonriendo.
¡Un Gnomo! respondió, enérgicamente, el pequeño y... pedacitos de miguitas se esparcieron por el aire (¡Claro, no había terminado de tragar!)
Margarita no pudo parar de reírse.
Conversaron un buen rato y entre taza y taza el enanito le suplicó mantener en secreto el encuentro.
¿Por qué? interrogó ella.
Porque sino me endurezco y me convierto en un gnomito de jardín, le contestó preocupado.
Margarita selló el pacto de lealtad con un fuerte apretón de manos y a partir de ese día comenzó a preparar (enchastrando todo) 10 galletitas con mermelada de durazno y un jarro grande con leche chocolatada.

viernes, junio 19, 2009

¡Mi primer Amor!

La verdad es que "el primer amor" siempre deja una marca indeleble.
Fue ella (en mi caso) la primera que me realmente "me movió el piso".
¡Qué momentos pasamos juntos! ¡Cuántos atardeceres rosados vislumbramos al unísono! ¡Con qué audacia nos desplegábamos por el aire!
Hasta que pasó lo que tenía que pasar... y no fue necesario discutir, ni siquiera hice el intento por recuperarla (ella comprendió perfectamente la situación) y la dejé ir... como una lágrima que cae en el mar.
Por esas cosas que tiene el destino...
¡Nos volvimos a encontrar! ¡Estaba radiante, como siempre!
¡Qué bien le quedas al verde! (le dije).
Y... temblé como una hoja, sentí una locomotora dentro del corazón y mis ojos destellaron...
Y...ya inundado de temor, y como quien le roba aire al viento: le quité su sombrero.
Quedó mi labio superior pillado por su boca, chiquita, bonita.
Sentí su esencia y un incendio sedujo mi alma.
La noche, como una manta que cobija al frío, nos envolvió.
¡Otra vez soñé sueños imposibles! ¡Otra vez se desplomó el mundo!
Y...cuando el alba se desprendía del horizonte, se fue.
Me dejó, sobre la mesa de luz, las cicatrices propias de un desamor.
Ella volverá (me dije).
Y no pude esfumar la sonrisa de mi rostro.


Dedicado a mi primer gran amor: "La Ginebra Llave".

miércoles, junio 10, 2009

El Contenedor

Me pasó algo sorprendente.

Sé que no va a resultar creíble pero igual, confío e imploro que al menos lo mantengan en reserva.

Abrí la puerta que da al cesto de la basura y arrojé la cáscara de la manzana que estaba por comer. Sucedió que no sólo fue a parar ese desperdicio sino que, accidentalmente, también se fue adentro el cuchillo con el cual la había pelado.

Quise recuperarlo con mi brazo y noté (lo que hasta hoy no deja de atemorizarme) que el tacho de inmundicias ¡No tenía fondo!

¡Sí!, mi mano se estiró tanto como pudo pero no logró tocar el piso del receptáculo.

Decidí (a pesar de mi repugnancia) introducir el pie y tampoco obtuve un resultado sensato dado que las pelusas, el sachet de leche, los pañales, la cáscara y el envase del 3/4 (entre otras cosas) quedaron como "flotando" y no bajaron más de lo que ya estaban.

Tomé la temeraria decisión de mandarme en el interior, primero metí los pies y fui bajando de a poco hasta quedar con las axilas en el borde del cesto. En ese momento tuve la impresión de que la boca del mismo se iba a cerrar y entonces... solté las manos, rápidamente, para caer dentro. Desgraciadamente, quedé trabado por mis orejas (ojo, ¡No es que sea orejón!). Y ahí quedó mi cabecita estancada en el basurero.

Mientras sonaba el celular y me lamentaba por no poder atenderlo, mi cuerpo se "soltó" de mi cabeza y se escapó. ¡No lo podía creer! ¡A dónde se fue! ¡Qué hago ahora sin mi torso, sin extremidades, sin mi sexo!

Respiré hondo (sin sentido) y recordé que ya había cerrado el banco, por lo que los impuestos quedarían para mañana. También observé que en "la lista del súper" que había pegado en la heladera, no había anotado la nuez moscada. Y la pava... ¡La había dejado en el fuego! ¡En qué terrible situación me encontraba! ¿Y si...? ¿Alguien me veía en tales condiciones? ¡Qué susto se pegaría!

Tenía que salir de allí, costara lo que costara. Más aún sabiendo que en breve llegaría la chica de la limpieza y seguro me haría un nudo y terminaría compactado por el camión recolector.
Comencé estirando el mentón con el objetivo de posicionarlo en el borde del recipiente y una vez allí: simplemente tendría sólo que inclinarme un poquito para terminar rompiéndome la nariz contra el piso.

No fue necesario, volvió el cuerpo.

Salimos de ese atolladero y...

Me sentí sólo.

No sé que pasó realmente, pero... ¡Ya no era más mi cuerpo!

Sentí amargura, una sensación en el estómago imposible de controlar, un hueco en ese pecho y... quise contener el sollozo pero no pude, fue en vano.

Se me escurrió el llanto.

Lloré desconsoladamente.

¡Cuanta angustia había en mí!





jueves, junio 04, 2009

La cuento yo...

Uno...dos...tres...tato...tinco...seis...siete...ocho...

- ¡Olele el culo a pinochoooooo!

Muy gracioso... nueveeeeee y tatantatannnnnnn: ¡Diezzzzzz! ¡El que no se escondió se embromóóó!

¡Piedra libre para la desocupación que está detrás de los planes sociales! jah! ¡La próxima te toca ehh!

¡Piedra libre para la moral que está enterrada bajo la lápida de bronce y también, ¡piedra libre para la ética que está dentro de la sala de cremación! jah! ¡Dos pájaros de un tiro!

A ver... a ver... me pareció escuchar un ruidito por ahí...

¡Piedra libre para la corrup... ¿Cómo? ¿Me vas a dar algo si no te libro? ¿Que no hable tan fuerte? ¡Loca, siempre lo mismo, además me quedaste debiendo lo de la otra vez!: ¡Piedra libre!

¡Piedra libre para las cifras del I.N.D.E.C.! ¡Están arriba de lo absurdo!

Y... ¿Qué es esa cosita hermosa que veo ahí? ¡La Libertad! ¡Piedra libre Libertad y... decile al pensamiento que te suelte!

¡Piedra libre para Cristina que está en el basural!

¡Piedra libre para el amor... detrás de lo efímero!

Y allí le veo la cabecita al mal: ¡Salí de atrás de lo innato!

Piedra libre para la recesión: ¡Que está dentro de la inflación!

Mmmmm, me faltan 2.

A ver en el jardincito... ¿Quién estará adentro? ¡Padre Grassi, piedra libre! ¡Salga de atrás de ese niño por el amor de dios! ¿Por el amor de dios?

*¡Rodriiiiiiii! ¡La cena está listaaaaaaaaaaaa! ¡Vení a hacer la sodaaaaa!

¡Listoooooo! ¡Me voy a casaaaaaaa! ¡Otro día nos juntamoooo!

-Pero, ¡te falta Julio!

¡Nooo! ¡A Julio no lo busco más! ¡Podés pasarte la vida buscando! ¡Julio López sí que sabe esconderse!