sábado, junio 14, 2014

Los desfibriladores

¿Nunca creí en el amor?
¡Bah! Creo que, sólo una vez tuve dudas.
Hará unos años... me choqué con M. ¿Acaso enamorarse no es una colisión?
La cosa fue que, si bien nunca nos besamos, ni nos dimos la mano, ni nos abrazamos, ni nada de nada: demasiado nos sentíamos.
Lo de no dejar de pensar en otra persona es cierto, te pasa. Haces todo como si, realmente, alguien estuviera junto a vos (cosa que nunca sucedió), pero eso no es nada del otro mundo: a cualquiera le sucede.
Lo que a cualquiera no le ocurre es que, a diferencia de otras parejas que se toman un tiempo para saber si se quieren, nosotros cada vez que veíamos que la cosa se iba tornando queriblemente inconmensurable, nos desfibrilábamos.
Así es, lisa y llanamente, pelábamos unos cables y nos dábamos una panzada de corriente continua para despolarizarnos.
¡No era cuestión de andar cremando fantasmas!