martes, febrero 09, 2016

Un mundo enamorado



La ley universal: “Se prohíbe hablar”, fue demasiado absurda.
Por suerte, se modificó por otra que lo permitía (siempre y cuando se compraran las palabras). 
Obvio que se instalaron micrófonos para detectar desobedientes. Pero más allá de ese detalle, la idea funcionó; porque la humanidad pasó de adquirir insultos o vocablos combativos a consumir no sólo palabras cordiales sino, las necesarias.
Todos pudimos interrelacionarnos sin problemas a través de una comunicación tremendamente reflexiva, simple y comprensible, en la que primaron los términos sentidos, los gestos y los silencios.
Fue un mundo de miradas, fue un mundo enamorado.