Pocas cosas me han permitido seguir volando durante este año.
Pero hubo 3 hechos significativos que me dejaron hacer rizos lentos y tirabuzones; pude planear y hasta logré hacer virajes descendentes...
Ahí va la primer dosis:
Viajamos ("el copiloto" y yo) hasta la Cdad. de la Punta, San Luis.
Motivo: Recital del Indio Solari.
No, no fue el recital (estuvo magnífico), tampoco "la previa en el micro ricotero" (formidable).
Sucedió que, no había un puto camping ni nada parecido donde comernos (tranquilos) un asadito.
De repente (luego de vagar un buen rato), mi amigo divisa (como si fuera un oasis en el desierto) un fueguito encendido en una casa de familia.
-¡Vamos!, dice el loco. ¡Le preguntamos si nos dejan tirar unas carnes y listo!
A lo que el dueño de la casa respondió:
Ya les presté a esos pibes, si ellos les dejan no hay problema.
¡Podes creer!...
Obviamente "los nenes" nos permitieron poner las reses.
Para que quede claro: el tipo nos prestó el patio de su casa, parrilla y leña, sal, hielos, cubiertos, etc.
¡Además nos vendía -de su despensa- los porrones y demás bebidas no gaseósicas a un precio irrisorio!
Ya cuando nos estábamos por ir, "el copiloto" le ofreció dinero como retribución a la hospitalidad brindada, el tipo... se negó a aceptarlo.
Me asombré más aún cuando... le pedí "algún trapo viejo" para taparme la pelada (¡Hacía un frío bárbaro!).
¿Qué me da el buen hombre?:
¡Su bufanda!
Llevala de recuerdo. (me dijo, sonriendo, Don Apu)