El tercer y último de los acontecimientos con el cual también pude "vencer la fuerza de gravedad" estuvo, otra vez, vinculado "al copiloto".
Es cierto que no ando por ahí derramando sonrisas ni mostrándole el hoyuelo de mi cachete izquierdo a cualquiera, pero lo cierto fue que no pude evitar reirme en "Pekos Bar".
Y allá me llevó el loco, a Tucumán 439 (Córdoba Capital); un bar de mala muerte donde los borrachines se sientan sólo frente a un vaso de vino o un porroncito, pero la mejor descripción del lugar me la brindaron, en realidad, los cartelitos puestos por el dueño del mismo (Carlos), los cuales pregonan y advierten:
"Por favor, no pida fiado" (por si se te calienta el pico y no te queda un cobre).
"Sres. clientes: no dejar bolsos, herramientas (¡Ja ja ja! "herramientas"), ropas, bicicletas ("bicicletas" ¡¡¡¡juarajujuá!!!!!!), etc. De ser así posterior a las 12hrs se -tirará- sin aceptar reclamo alguno ni responsabilidad alguna".
Y una frase descomunal... digna de un visionario:
"No se puede cantar"
miércoles, enero 14, 2009
No se puede...
Publicado por LA GORDA en 8:44
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3 comentarios:
No se puede cantar??!! eso si que no lo habia visto nunca!
Pero aunque no lo creas es pura verdad, y de la buena; como las bebidas bien frias que allí sirve "Carlitos"
Copiloto: ese lugar es esa suerte de oasis, de eter que uno desea encontrar en medio de la vulgaridad de la ciudad: Cuando necesitás respirar un aire más puro que tu voz, es allí donde debes estar viviendo ese impulso infernal de sentirse vivo.
Abrazos y salud!
^^ saludos compañera!
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