Agarró una pala, se puso una de esas linternas que van en la frente y envolvió el mango del cuchillo con un diario, como suelen hacer los verduleros.
Ya en el cementerio se puso a exhumar los restos de su amada. Le serruchó con delicadeza su mano izquierda, la guardó en la mochila y volvió a dejar todo como estaba.
Llegó a su casa, se bañó y se recostó en su cama junto a ese trozo de cuerpo. Mezcló sus dedos entre los dedos fríos y rígidos de ella y forzó la mano para que pudiera cerrarse.
Ahí quedaron.
Piel con piel,
carpos con carpos,
metacarpos con metacarpos.
Un ramo de dedos.
Los dos siendo...
un
sólo
tuétano.
sábado, marzo 24, 2012
Fractura expuesta
Publicado por LA GORDA en 11:42
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2 comentarios:
Ser uno hasta el interior de los huesos..., magnífico
Gracias Le0. Sólo hay que tener ojo con la osteoporosis!!!
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