Alrededor de las 23hrs, gritó el teléfono fijo.
Una voz de mujer me dijo que, de la casa de mi hermano estaba saliendo humo. Yo le respondí que no tenía ningún hermano y ella insistió en que esa persona le había dado la expresa indicación de que si algo grave le pasara que se comunicara conmigo. Acoté que se había confundido de número pero rápidamente, me lo refutó brindándome una concatenación de datos muy personales.
Quedé pasmado.
Cuando le comenté que yo no sabía qué hacer, me dijo que ella tampoco porque hacía 2 horas que había llamado a la policía y a los bomberos pero como es típico de este país, nadie había aparecido.
Le pregunté dónde vivía mi supuesto hermano y su respuesta me resultó familiar y cuando añadió que el señor Gómez era un poco raro y que nunca se relacionaba con nadie, ahí: hice rueda.
Le expliqué que si bien no era hermano del señor Gómez, igual iba a ir para ver qué le sucedía. Ella me agradeció y fui hacia el lugar en cuestión.
Efectivamente, de las ventanas salía una importante cantidad de humo. Luego de golpear en vano, le di un patadón a la puerta principal e ingresé a la vivienda.
Pude vislumbrar al "Mostro Gómez" sentado en una silla mecedora y con las patas sumergidas en una palangana repleta de hielos. Detrás, estaba encendida una máquina (de esas que ponen en los boliches) que echaba humo a diestra y siniestra y para completar la escena glacial, un aire acondicionado encendido a 18 °C.
- ¡Me podés decir qué carajo estás haciendo! (le dije enfurecido).
Él, con voz entrecortada y castañeteando los dientes me respondió: "No sé por qué la gente le tiene apatía al frío, si te fijás bien, puede humear y hasta quemar, por lo tanto...¡también es pasional!"
Pegué media vuelta y salí de allí dando un portazo tan seco que terminó de romper las bisagras.
Comencé a trotar para entrar en calor pero, un frío intenso ya había carcomido mis huesos.
Una voz de mujer me dijo que, de la casa de mi hermano estaba saliendo humo. Yo le respondí que no tenía ningún hermano y ella insistió en que esa persona le había dado la expresa indicación de que si algo grave le pasara que se comunicara conmigo. Acoté que se había confundido de número pero rápidamente, me lo refutó brindándome una concatenación de datos muy personales.
Quedé pasmado.
Cuando le comenté que yo no sabía qué hacer, me dijo que ella tampoco porque hacía 2 horas que había llamado a la policía y a los bomberos pero como es típico de este país, nadie había aparecido.
Le pregunté dónde vivía mi supuesto hermano y su respuesta me resultó familiar y cuando añadió que el señor Gómez era un poco raro y que nunca se relacionaba con nadie, ahí: hice rueda.
Le expliqué que si bien no era hermano del señor Gómez, igual iba a ir para ver qué le sucedía. Ella me agradeció y fui hacia el lugar en cuestión.
Efectivamente, de las ventanas salía una importante cantidad de humo. Luego de golpear en vano, le di un patadón a la puerta principal e ingresé a la vivienda.
Pude vislumbrar al "Mostro Gómez" sentado en una silla mecedora y con las patas sumergidas en una palangana repleta de hielos. Detrás, estaba encendida una máquina (de esas que ponen en los boliches) que echaba humo a diestra y siniestra y para completar la escena glacial, un aire acondicionado encendido a 18 °C.
- ¡Me podés decir qué carajo estás haciendo! (le dije enfurecido).
Él, con voz entrecortada y castañeteando los dientes me respondió: "No sé por qué la gente le tiene apatía al frío, si te fijás bien, puede humear y hasta quemar, por lo tanto...¡también es pasional!"
Pegué media vuelta y salí de allí dando un portazo tan seco que terminó de romper las bisagras.
Comencé a trotar para entrar en calor pero, un frío intenso ya había carcomido mis huesos.
1 comentario:
Como extrañaba las desventuras del Mostro Gómez !!!!
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