domingo, febrero 20, 2011

Los broches

Tengo un no sé qué con los broches.
¿Qué broches? ¡Los de madera y los de plástico! ¡Cuáles van a ser!
Resulta que me siento como...en familia.
La gente no es muy "amigable" de los primeros ya que ni bien se mojan tiñen la ropa pero yo, que he pasado atardeceres junto a ellos; sé que el agua de lluvia: "...nos quitan los poros...".
Entonces, me tomé la molestia de barnizarlos, uno por uno.
Con los de plástico he implementado un artificio de alta complejidad: ¿vieron esas bebidas que vienen con sombrillitas? Bien, yo tuve que tomarme las bebidas para colocarles el paraguas. Sino el sol: "...quebra-ajea...".
Por las noches los guardo en una caja de zapatos y los tapo con una gamuza.
Al otro día...¡he encontrado a más de uno "abrochonado"!
Hay muchos juegos que realizamos en conjunto, uno de nuestros preferidos es el de "las pirañas": consiste en que ellos me atacan y me intentan comer (siempre de la cintura para arriba, hay reglas establecidas).La última vez ganaron porque los muy bribones, ¡no me dejaron respirar!.
Son realmente...inmateriales.
Cuido de ellos, no deben andar por el piso porque la cortadora de césped les tiene recelo y es de mutilar.
Pero el "talón de Aquiles" es: su espiral (en eso nos asemejamos).
Una vez que esa cosa se sale...
Todo se desarma.
Y me siento tan solo como árbol en aserradero.
Y agrietado.
Y la lluvia me ahoga.
Y desenchufo al sol.
Y mis ojos son carnada de lo material.