domingo, mayo 01, 2011

Manual del suicida (Caso G.)

Odio vestirme.
Subí al ascensor, presioné terraza y me paré sobre la cornisa.
La corbata a rayas negras la combiné con el traje oscuro liso, zapatos negros.
Llegaba tarde, siempre llego tarde al trabajo.
El viento besó mi rostro y liberó mis cabellos.
Maletín, expedientes y teléfono con carga.
El centro estaba intratable.
Un grupo de personas amuchadas viendo a un imbécil sobre la azotea, desnudo.
Lo miro.
Un tipo abajo mira indiferente.
La gente grita cosas religiosas y sentimentales.
Nada sirve, nada me sirve, nada tiene sentido.
Pierdo mi vista en una corbata a rayas.
Si supiera al menos qué decirle.
No pienso en nada, no tiene sentido pensar.
Doy media vuelta, llego tarde.
Doy un paso al frente.
Tengo que llamarle al viejo Pietropaolo, por lo de la escritura.
Un ruido seco castiga el asfalto.