domingo, junio 03, 2012

Sol

Córdoba es como un ronquido de mujer.
La cañada es el último resto de una ciudad criteriosa,
de una ciudad que pensaba en el futuro.
Ahora,  pululan los viejos pervertidos en la plaza San Martín,
la desincronización semaforil,
las facultades de putas,
la grasa en los labios,
los edificios osteoporósicos.
Córdoba es como un grano en la espalda.
Con sus árboles plomizos,
con sus perros callejeros y sus calles perrunas,
con su collage de nylon,
con sus noches desinfladas,
con su fluir de alcantarilla,
con su abisal foso, (todo el mundo lo sabe) ese hundimiento ha de contribuir para hacinar tanta mierda.
Córdoba es...
como una pelusa en el ombligo,
como un chicle en el pelo,
como una teta sin pezón,
como una basura en un ojo de vidrio.

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