jueves, octubre 28, 2010

Bagman

Debo ser sincero, al principio creí que fue sólo una cuestión de azar.
Ahora estoy convencido (aunque suene arrogante) de que tengo una especie de "don" para descifrar los grandes misterios de la vida.
Caso de hoy: EL HOMBRE DE LA BOLSA.
Recuerdo que, de niño, me asustaban (padres, hermano mayor, vecinos, amigos, etc.) con tal espantoso personaje.
Pero... ¿Quién es en realidad el hombre de la bolsa?
Pues bien, fui testigo de un hecho que erizará vuestras pieles.
A partir de ahora, quien continúe con la lectura, no sólo se adentrará en un universo de revelaciones sino que semejante descubrimiento quizás afecte la susceptibilidad del lector. Por lo que recomiendo, que en caso de no estar preparado para soportar tal desenmascaramiento: es conveniente desistir; repito, está ud. todavía a tiempo para abandonar esta declaración.
No me hago responsable por las consecuencias que ocasione el macabro hallazgo.

Trabajo de campo.

Argentina, Córdoba Capital 21 de Octubre de 2010

23:20
Me encuentro ubicado estratégicamente debajo de la cama en mi habitación. Tengo despejado el camino visual para observar todo cuanto suceda en el living de la casa.
Es ahí donde se han reunido mis familiares para festejar un deplorable cumpleaños.
Los chicos corretean por doquier pero para mi fortuna, no han detectado mi escondite.

23:46
Siento calor y tengo sed. Lamento no haber previsto tal situación. Debí haberme abastecido de elementos esenciales. Me enojo conmigo.


00:07
Pienso que es una tremenda estupidez lo que estoy haciendo. Sólo lo pienso. Decido tararear una canción para darme aliento.

00:09
Observo. Empiezan las primeras reacciones de hostilidad hacia los más pequeños: "...salgan chicos que acá están los grandes..." "...¿por qué no se van a jugar por ahí?...

00:26
Me cuestiono por qué no han preguntado por mí. Se están tomando y comiendo todo y no se han percatado de mi ausencia. Debería echarlos a patadones.

00:28
Trato de concentrarme en lo que he venido a buscar. No me es fácil.

00:29
Se endurece el trato con los infantes: "...basta ya! vayan a ver una película!"...
"...¡Vayanse a dormir, dejen de hinchar las pelotas!..."
Palpita mi corazón.

00:30
Ante la "resistencia" de uno de ellos (el más rebelde) surge "el llamado a la bestia":
"Mirá que va a venir el hombre de la bolsa ehhhh!"
El niño corre pegando alaridos que advierten al resto de su manada la posibilidad de que aparezca el espeluznante ser.
Me encuentro empapado de sudor.
Carcajadas cómplices se desbordan del cónclave.

00:32
Mis manos temblorosas apenas pueden escribir. Presiento que algo ocurrirá.
Valido por un oído cuasi universal, escucho un comentario que comienza a deshilvanar la madeja.
"...lo llamaste no? y a colación la respuesta:
" obvio, ya viene!"

00:40
No creo poder continuar. Tengo ganas de salir, de gritar, de tomarlos por el cuello y obligarlos a confesar. Debo mantener la cordura. Se avizora un panorama devastador.

00:45
Golpean secamente la puerta que da a la calle, cuatro veces. Como si fuera una clave. Retumba mi corazón.
"Ahí esta! gritan mis parientes desaforados"...
"menos mal.." (comentan al unísono)

Pierdo la noción del tiempo. Lamento haberme ubicado debajo de la cama, ya que apenas tengo perspectiva sobre la puerta. No tengo tiempo de fastidiarme conmigo. No tengo tiempo de recriminarme el error. Saco medio torso fuera de la cama. No me importa ser descubierto. No pienso, actúo.

Anoto sin mirar. Veo un figura (no vetusta). Pantalón de jogging.
Creo que tiene visera. No estoy seguro. No soy confiable.

Una mano se extiende. Esconde billetes. No logro discernir quién es (no quiero). A cambio recibe algo. No consigo ver qué, sólo escucho que al guardarlo en el bolsillo hace ruido a nylon. Culmina el apretón de manos.

Cierran la puerta que da a mi dormitorio.

Silencio.

Pego mi oreja a la cerradura.

Voz A: ¿Los chicos?

Voz B: duermen.

Voz C: ¡Dale sacá eso rápido, se me hace agua la nariz!

Carcajadas cómplices se desbordan del cónclave.