domingo, octubre 10, 2010

Querida Alejandra

Cuando Alejandra reprochó a Ramiro diciéndole que necesitaba que le dijeran (de vez en cuando) "Te amo": la gota, rebasó el vaso.
Ramiro, completamente descontrolado, le respondió:

Escuchame bien, reverendísima conchuda ¿Qué he estado haciendo todo este tiempo? Sabes bien que no soy de amar a cuentagotas ni tampoco ando trocando caricias.
Acá la hija de puta que no ama sos vos, ¿te pensás que al decirlo me amás? en realidad te importa un pedo lo que me pasa, lo que me interesa ¿Te acordás cuando manejando pisé la banquina? me dijiste: "¡Tené más cuidado amor!". ¿Sabes por qué me dormí? Basura!, casi pierdo mi vida por nosotros...
¿Sabés que es la consideración?
Hubiese querido no decirte todo esto, ahora no hay retorno . No soportaría la idea de pensar que te esforzarás por quererme.

Ramiro se dio vuelta, dejó las llaves sobre la mesa de luz y evitando su mirada, agregó:

No tenés la culpa, sin vísceras no podés amar.