lunes, febrero 13, 2012

MADEJA (Capítulo 9)

(Si te perdiste o querés releer/reveer los capítulos anteriores (desde el 1 al 7) andá a www.madeja.com.ar o clickeá el siguiente enlace: MADEJA)


Malbeck abre los ojos.
Se encuentra a pocas cuadras del bar “Ohh Mar”.
Llueve e intenta (a pesar de ello), encender un cigarrillo bajo el agua.
La tormenta es insolente, las calles se van inundando poco a poco.
Finalmente logra prender ese cigarrillo y realiza,orgulloso, grandes pitadas bajo el aguacero.
Camina lento y en su trayecto hacia el bar, halla una jaula con un canario dentro.
Quiere levantar una de las puertas para soltarlo pero está sujeta fuertemente con un alambre. Precisaría de una pinza pero no tiene nada de eso a mano. Opta por insistir con la otra, pero descubre que está cerrada por un candado de combinación.
Es de esos candados rectangulares y dorados, tiene las letras C, G y M en el frente. Como si fueran las iniciales del propietario de la pajarera o como si fueran las del canario.
Intenta destrabarlo colocando números al azar y al no obtener ningún resultado positivo, pone los números que les corresponderían a esas letras en el alfabeto. Falla nuevamente y se fastidia terriblemente.
¡Pasa que no sé si contar la hache y la elle! (comenta indignado)
La jaula comienza a llenarse de agua y misteriosamente, las rejas contienen al líquido. El pájaro aletea desesperadamente. Malbeck toma la jaula con ambas manos y la inclina vertiendo parte del contenido en su boca; de esta manera, descomprime un poco el caudal al pajarito.
El pájaro ya no es un canario, de repente, pasa a ser una mojarrita que sale nadando por la rendija y queda en libertad.
Malbeck se percata en ese instante que todo se ha sumergido, hasta él mismo está bajo el agua pero con la particularidad de poder respirar y fumar muy tranquilamente.
Se siente muy bien por haber colaborado con el pájaro-pescado.
Observa cómo el pájaro-pescado nada alegremente por entre los edificios, ¡con qué gracia gira alrededor de los semáforos!,¡Se mete en los automóviles y sale disparado por el caño de escape! Entra a una panadería se come una bola de fraile y lo saluda con una aleta desde el interior, parodiando estar dentro de una pecera.
Malbeck sonríe.
En ese momento...le toca el hombro un gringo bien alto, gordo y colorado y le dice:
- Eso que has hecho no tiene ni ton ni son… ¡sólo un imbécil dejaría un canario libre!
-No entiendo, responde Malbeck.
-Las aves criadas en cautiverio, se mueren cuando algún boludo las libera.
Malbeck busca, atormentadamente, al pescado y nota que está flotando de costado con mucha dificultad. Sus branquias se están hinchando a más no poder.
Pretende alcanzarlo y ayudarlo pero sus pies están bastante pesados. Nada con ambos brazos pero por más fuerza que haga no logra despegar sus talones del piso.
Se quita los zapatos, con la idea de aliviar la carga, pero encuentra otro par de zapatos debajo. Se quita ese otro par y encuentra otro más…
Malbeck tiene una gran cantidad de zapatos dentro de sus zapatos.
Además, los cordones ya son de alambre y precisaría de la maldita pinza para poder librarse.
La mojarra se muere.
Malbeck comienza a sofocarse, traga agua a montones y desea por sobre todas las cosas, llegar a la superficie.
Empieza a volar bajo el agua pero algo lo detiene y no puede subir más de una determinada altura. Eso sucede porque los cordones de alambre se han transformado en fideos y los fideos se han enredado en los cables de alta tensión.
-Las conexiones eléctricas deberían ser subterráneas como en los países civilizados (comenta Malbeck mientras desajusta, efusivamente, los espaguetis).
Se lleva un par a la boca para saborearlos y dice:
-¡Fideos caseros! ¡Qué rico!
Los trozos de fideos esparcidos lo rodean como si fueran algas y lo enmarañan inmovilizándolo casi por completo.
-¡Fideos de mierda! (grita enfurecido).
Sabiendo que el agua y el fuego son compatibles, saca la cajita de fósforos de su bolsillo y los quema, los fideos se reducen como cabello calcinado. Siente el olor a pelo achicharrado.
Logra revertir tal aciaga circunstancia. Se aleja del fondo no sin antes observar el cementerio de zapatos y las bolas de pelos, fideos o alambres que hay sobre el asfalto.
Sube a una azotea, abre una puerta y se encuentra en un aeropuerto. Sigue lloviendo, también adentro.
Un bebé comienza a llorar.
Hay una señorita con un paraguas que masca un chicle con la boca abierta. Malbeck se dirige hacia ella con cierta repulsión y le pregunta:
-Sabe Ud. Señorita...¿dónde hay un baño por aquí cerca?.
-Allá enfrente, debajo de aquél televisor. ¡Pero por favor no ande en paños menores por la sala! (responde la Señorita).
Malbeck se mira y se da cuenta que lo único que tiene puesto es un calzoncillo. La gente alrededor descubre su avergonzada situación y giran sincrónicamente sus rostros hacia otro lado.
-¡Sucede que casi me ahogo! ¡Ud. viera lo que ha sucedido!(justifica).
- ¡Siempre que llueve pasa lo mismo, Ud. no ha sido precavido! ¡Ahora vaya, y busque algo con qué cubrirse! (comenta la Señorita).
Malbeck llega hasta el baño. La puerta no cierra correctamente, queda entreabierta.
Advierte que a la bisagra le han puesto clavos en vez de tornillos. Y varios se han doblado, ocasionando la falla en el cierre. Se lamenta no contar con una pinza, ya que en caso de que la tuviera lo podría solucionar en un santiamén.
Cierra lo más que puede la puerta, coloca el tacho de basura para contenerla. Se baja el calzoncillo y se sienta a cagar.
Se siente incómodo, observado; ya que la gente que está esperando abordar se la pasa mirando el televisor que está por encima de la puerta y tiene la sensación, de que en realidad, lo miran a él.
Hace fuerza pero…apenas salen unas pelotitas como de oveja.
Alguien golpea.
Malbeck responde: “¡Ocupado!”.
Una mujer robusta, con mechones empapados cubriéndole parcialmente el rostro, se asoma y le dice:
-Tengo el remedio para vos...
- ¡No quiero ningún laxante! ¡Dejame cagar tranquilo! (responde, irritado, Malbeck).
- No es ningún laxante, me refiero a que tengo el remedio para tus "viCiones"…
Pero no te va a resultar gratis, vas a tener que donar tu…
¿Puede esperar afuera y después charlamos ese asuntillo? (interrumpe Malbeck)
La mujer forzuda arranca la puerta y Malbeck queda totalmente expuesto.
¿Qué hacés loca pirada? ¿No ves que estoy en bolas?
Así me vas a prestar atención, resulta que te digo que tengo un remedio para vos y me tratas de esa manera ¿Por qué sos tan cruel conmigo?
La mujer forzuda comienza a llorar.
Malbeck se toma la cabeza con las manos.
A ver, qué tiene para ofrecerme… (contesta con resignación).
La mujer seca sus lágrimas y mientras comienza con su exposición, simultáneamente una chica pulposa repite lo que ella dice en la televisión, cual propaganda.
“¡Aproveche ya! ¡No se lo pierda! ¿Problemas con los impulsos? ¿Desencantado con los sentimientos? ¿Piensa que la inestabilidad tiene una sola causa? Entonces Ud. Necesita urgente el nuevo, magistral, sorprendente y fascinante “INHÍBIDO”, con sólo una gragea diaria inhibirá sin consecuencias, su ardor sexual”.
-¡Fascinante invento! ¡Fascinante! ¡Ya era hora que inventaran algo así! ¡Cómo no se dieron cuenta antes! (Malbeck)
La Mujer forzuda se explaya: Desde hace años estuvimos experimentando pero los resultados habían sido negativos ahora podemos asegurar con total certeza, un beneficio social rotundo. Ahora le podemos garantizar que, luego de una semana, Ud. contendrá (entre otras cosas) la criminal sensación de enamorarse. Verá una mujer y sentirá lo mismo que al ver un colador o una correa de alternador.
¿Cuánto cuesta el producto? (pregunta, ansioso, Malbeck)
Por ser Ud. ,se lo dejo a… (justo cuando la mujer forzuda realiza un ademán para entregarle la caja con la medicación: Malbeck no puede levantar la mano, la siente pesada como si estuviera mojada).
Lamentablemente, su mano se ha llenado de guantes. Quita uno y aparece otro debajo, así sucesivamente...miles de guantes…de todos los tipos y colores que se pueden imaginar.
La mujer se escabulle entre los paraguas y el diluvio. Malbeck grita: "¡Quiero ese producto! ¿Cuánto cuesta? ¡Pago lo que sea!".
Las tripas se le retuercen y se sienta con firmeza en el inodoro, mientras todo el mundo lo mira y mientras el llanto del bebé se hace cada vez más insoportable.
¿Qué miran manga de "fasistas" anales? ¡Les gusta verme cagar! ¡Sí señores pasen, vean como me cago en ustedes, disfruten el espectáculo, turba de fecalistas!
Malbeck hace toda la fuerza que puede y por fin sale la caca como catarata.
Inmediatamente, el sordo despierta a Malbeck y le da a entender que se ha cagado y meado encima.
Malbeck lo comprueba y comienza a reírse.
El sordo se contagia y también se ríe, es un risa apagada.

Continuará…

1 comentario:

Yemaya dijo...

Pobre Malbeck, menudo final para tan largo recorrido, jajaja.
Besos y susurros cálidos