miércoles, diciembre 12, 2012

Eco en el corazón

Obtuve de él, la más escalofriante confesión que jamás hubiera imaginado.
Resulta que en mi barrio, hay una pareja de esas que no se separan ni para ir al baño. Pues bien, un día que él  estaba encargando un desayuno sorpresa en la panadería para ella, no pude más de la intriga y le pregunté sobre su almibaramiento.
Obvio que me dirigí respetuosamente y de más está decir que realicé mi famosa introducción referida a la dogmatización del amor.
La cosa fue que el tipo no me dejó terminar y tomándome del brazo con firmeza, me sacó a la vereda.
Ahí, en medio del mundo y a la vez en medio de la nada, recibí el siguiente testimonio:
"...¡qué queres que haga! ¿que la deje y se quede con la casa? ¡y que luego yo tenga que ir a vivir bajo un puente porque no me alcanza ni para el alquiler! ¡si seguro que el 30% para los chicos lo va a usar con algún macho nuevo! ¡desde acá hasta la China que conviene amarla...!"



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