martes, diciembre 11, 2012

Falling Down

Decidí comenzar distinto el día y, gracias a mi elasticidad; pude apoyar primero, el pie derecho en el piso: garrafal error.
No sé por qué siempre tengo esas ridículas ideas; toda la vida asenté primero el pie izquierdo al salir de la cama (de temerario que soy) y nunca me pasó nada y ¡Justo ahora se me ocurre cambiar!
¿Que pasó?
Les cuento: ni bien "toquel" suelo, el cerámico "se stiró" unos centímetros hacia abajo, ¡como si fuera un chicle o un vidrio a mil quinientos grados!  Instantáneamente quise salir de la situación y apoyé el otro pie bien lejos como para asegurar firmeza pero no hice más que liarme "profundamente" en el asunto.
Medio metro por debajo de la superficie, preocupaba, y peor aún, cada vez que me movía o que intentaba asirme del borde para salir, me hundía otro mucho más.
En un santiamén, me encontré inmerso en una especie de vejiga gomosa ...¡fagocitado por mosaicos! ¡Haberles tomado la junta más ancha quizás me hubiera atenuado el castigo! ¡Haber sabido que se sofocaban! ¡Cómo fui tan insensible!
 ¡Lamentablemente, pasaré el resto de mi vida junto a una zapatilla, unos bichos bolitas, un cargador de celular y un montón de piel muerta!
Me lo merezco, por filántropo.

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