viernes, enero 13, 2012

Willem

Gorda Querida:
La noche está estrellada y parece que los astros están ávidos de caricias. Creo, además, que el cielo y el mar comparten (silenciosamente) una tristeza inconmensurable.
Con respecto a lo del lóbulo; como tú bien sabes, (ya que estás pasando por la misma situación) fue por amor. Has de haberte dado cuenta que cuando uno se enamora no es posible conciliar el sueño y por más que se lo intente no se encuentra posición en la cama y para peor: la oreja se pone como una brasa. Por eso el idiota de Rappard nunca sintió nada de esto, porque dormía boca arriba.
Espero verte pronto, debes venir a París cuanto antes...sentirás los colores en tu boca.

Amarillosamente, Vincent.

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