sábado, agosto 20, 2011

Pepinoman (segunda parte)

(Se ve un dedo presionando el timbre e inmediatamente, el sonido)

-¿Quién es?
- Ehh...l Dr. Cabrera...de la veterinaria...
- ¡Ah sí!, deme un segundo, ya le abro.

(Rosario abre la puerta. Está secándose las puntas del pelo, frotándolas con una toalla. Tiene puesto, solamente, una remera con cuello bote que alcanza a cubrir, apenas, sus muslos).

- Pase, Dr...Cabrera.
(el Dr. cuelga el piloto y el paraguas en el perchero, como si conociera el territorio).
- ¿Y dónde está ese perro? (cuestiona con ceño fruncido).
- Ahí está el pobre Thomas, espero pueda ayudarlo...
- Ud. tómelo del hocico...así yo puedo limpiarle (otra vez) los oídos. Le vamos a poner unas gotitas y... ¡santo remedio!
(Rosario toma una cinta y se hace un rodete bien alto para trabajar con más comodidad. Luego, cumple a rajatabla con la indicación y al agacharse para tomar posición, nota cómo la mirada de él impacta en su escote).
-Listo, dos gotas en cada oído, dos veces al día y el lunes que viene, si todo marcha bien, nos volveremos a encontrar...
¿Puedo, si no es molestia, pasar al baño a limpiarme?
- Faltaba menos, es ahí...la primera puerta que vea en el pasillo.
(El Dr. entra al baño y mientras se lava las manos observa que en el piso hay tirada una bombacha roja con puntillas. Como puesta a propósito).
¿No me diga que eso que veo ahí es...merengue italiano? (Le pregunta el veterinario al volver).
-Así es...Doctorcito, estaba pensando en hacer un rogel. No sé si me salió bien... ¿Desea Ud. probarlo?
- ¡Cómo no! ¡Tengo diplomatura en glucosa!
(Rosario le da la espalda y mientras él mira cómo se traslucen sus glúteos, ella unta en su mano bastante merengue, gira imprevistamente y...se lo enchastra en la cara).
¿Le falta azúcar? (le dice mientras corre al otro extremo de la mesa).
(El Dr. se ve sorprendido y estúpido a la vez. Limpia sus ojos con el puño de la chaquetilla, se quita las zapatillas, se saca el pantalón, toma su pene entre sus manos y vocifera...).
- Este es un trabajo para: ¡Pepinoman!
- ¡No! ¡Pepinoman, no! ¡Soy una dulce e inocente criatura! (comenta ella, tomándose la cabeza con las manos).

Continuará...