lunes, agosto 01, 2011

Walkerman

La perspectiva de la carretera se fue haciendo cada vez más pequeña a punto tal de quedar el vehículo con la panza sobre el asfalto y las ruedas colgando.
Debido a la estrechez desmedida del terreno, comenzó a transitar conservando equilibrio sobre la línea del camino.
Llegó hasta el punto exacto en el que un sendero se apaga y una vez allí, continuó su marcha, a pesar de no tener destino; quizás con la triste idea de alejarse del punto de partida o de su origen.
Avanzó errante, sin memoria ni presente.
Sin ocaso, sin lunas.
Sin viento, sin llamas.
Sin sonrisas, sin cólera.
Avanzó sin buscar y...
terminó licuándose,
derritiéndose,
cual cubo de hielo en freidora.